“Un partido a imagen y semejanza del líder”. El terremoto en las listas electorales (con purgas para premiar a los fieles) tiene efectos. Uno, el hiperliderazgo. Dos, que al desparecer los contrapesos orgánicos, las formaciones pueden alejarse del centro. Tres, el germen de odios y futuras revanchas. Pero a corto plazo, es la única vía que tienen los dirigentes para de blindarse ante motines internos por malos resultados. El pastel a repartir es pequeño, en este sistema fragmentado.