La ‘ciudad celestial’ y La Crida

El filósofo y padre de la Iglesia católica, San Agustín, no conoció el procés –ni necesitó hacerlo– pues en cuestión de meses su obra magna, La ciudad de Dios, se ha erigido toda una alegoría para retratar la deriva del relato independentista. Allí en Bruselas –nos cuentan– yacerá el Consell de la República, que es equiparable a la ciudad celestial que aparece los escritos del clérigo, la cual “se encuentra peregrina entre los impíos viviendo de la fe, y espera ya con paciencia la patria definitiva“. Si bien, en el impass político sigue funcionando Generalitat 2.0, más mundana, constitucional y de cemento. Aunque “las dos ciudades se encuentran mezcladas y confundidas en esta vida terrestre” avisa el texto.

Y es que mientras Quim Torra hace de parapeto del independentismo más desafecto con ultimátums variables al Gobierno –lo ves, ya no, otra vez– pero sin abandonar sus comisiones bilaterales, Carles Puigdemont es símbolo de la “república” ansiada por muchos ciudadanos. Estos insisten en que la calle pudo “empoderarse” con el “referéndum” y “paralizar un país” el 3-O, “torciendo el brazo” a un Estado que exhibió –aseguran– su “única fuerza” a través de las cargas policiales. Denuncian que la Justicia busca “venganza” con el juicio, y desdeñan los gestos de una Abogacía que cuestiona la “violencia” en la tesis de la Fiscalía, criticando hasta la idea del indulto.

Así es como nuevos vocablos y axiomas emergen y la rendición de cuentas de la Generalitat se vuelve inexistente, al no hacer explícito su fracaso: que no habrá república por mucho que “aprieten” los CDR, como no hubo investidura a distancia de KRLS el 30 de enero. Sin embargo, se asume la “autodeterminación” como un hecho, en vez de considerar que el 1-O fue fruto del error de un Ejecutivo que no interceptó las urnas. O incluso, sin reparar que a Pablo Casado o a Albert Rivera aplicarían ya sin temblor de pulso un 155 que no curse con vulneración expresa de la ley, o sin aquiescencia del PSOE, algo que a Mariano Rajoy sí le importó y por eso esperó a tener su aval, mucho después de los plenos del 6 y 7 de septiembre.

La consecuencia es la irrupción de una nueva fase que abochorna a una parte de la base social independentista, que ya sólo encuentra en la ANC la vía de presión para la convocatoria de elecciones. Ahora se pide subir a las montañas reivindicando a los presos –quizás para canalizar la hiperactividad del movimiento–; y luego, se abre una suerte de proceso constituyente –que no llaman así– para fantasear con la república, lo que supone faltar al respeto de la gente. A la postre, haciendo del procés algo crónico, bajo la apariencia de que avanzan en línea recta y no en circular, pivotando todo siempre sobre un referéndum que el Estado no tiene perspectivas de amparar.

El resultado es que salta por los aires el tablero, dando pie a nuevas coordenadas políticas que Puigdemont busca capitalizar, huyendo al ostracismo. Esta semana presentó su artefacto, la Crida, que nació pisando a ERC, archienemigo a batir. A qué suena si no, la oferta de Elsa Artadi de aglutinar a todas las fuerzas indepes bajo el paraguas de KRLS, visto que los republicanos huyen de la unidad cuando los sondeos les dan vencedores. Eso mismo explica que Oriol Junqueras perdiese en los comicios del 155: los soberanistas compraron el relato legitimista de Junts per Catalunya, en vez de la lógica de partidos de Esquerra, lo que hizo que Puigdemont arrasase con un movimiento político sobrevenido –que no partido.

Aunque la ciudad terrenal también choca con la celestial en casa propia. Existe un clima de opinión sobre que ciertos cuadros medios del PDeCAT quieren huir de ser absorbidos por la Crida, al considerarse fuertes entre un electorado independentista light. Un ejemplo cercano a esas tesis sería el portavoz relevado en el Congreso, Carles Campuzano. Lo dejó caer en La Noche en 24h el lunes, cuando aseguró: “De momento la Crida no ha conseguido agrupar a todo el independentismo. Para mí, lo que necesita el país es un partido de centro, catalanista, con vocación de gobierno. Y esto quien mejor lo representa es el PDeCAT”. Cómo sería el patinazo que el tuit con la cita fue borrado de la cuenta de la formación. 

De hecho, pareciera ya que KRLS comienza a ser un lastre para quienes quieren pasar página y reeditar nuevas alianzas, como una servidora preguntó en la entrevista –dado que el expresident es valedor del bloqueo, con el juicio al 1-O mediante. Campuzano cerró filas y reconoció que Puigdemont es “el mejor activo” de la marca. Ahora bien, también se le escapó que no sería “serio para nadie” que hubiera “una negociación de presos por presupuestos”. Chimpún. Torra anunció el otro día que no apoyarán las cuentas del Gobierno. Así que habrá ciudad celestial y bloqueo para rato “hasta que haya un juicio con auténtica justiciaconseguirá entonces con creces la victoria final y una paz completa”. San Agustín dixit. El procés aplica.

 

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