El Gobierno decide celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona y otro en Andalucía, mientras sobrevuela el fantasma en Madrid de comicios anticipados en Cataluña –además de los previstos e inminentes en la comunidad gobernada por Susana Díaz. Gestos de distensión y precampaña, pues el “otoño caliente” se aproxima y el independentismo se ve abocado a elevar el tono contra el Estado –a falta de una hoja de ruta para implementar la República. Si bien, Ejecutivo mantiene la tónica del apaciguamiento, al requerir de sus apoyos para aprobar los presupuestos de 2019. Difícil posición de ERC y PDeCAT, que se ven atenazados por su rivalidad interna, y la cercanía del juicio contra el 1-O.